El Pabellón de Cristal de la Casa
de Campo fue la sede de la III Edición del Salón Comercial de la Motocicleta en
el fin de semana previa a Semana Santa. Antes de una fecha tan señala en el calendario,
no podría faltar otra para los amantes del motor de dos ruedas. Durante los
días 11, 12 y 13 del pasado mes de abril, hasta tres plantas dedicadas únicamente
a satisfacer los deseos de los mayores amantes de lo que es para algunos un
modo de vida.
Las empresas dedicadas al sector,
como si de un museo se tratase, pusieron a disposición de todos los asistentes
una amplia gamas de sus mejores motocicletas de carrera y de competición,
complementos e incluso hubo espacio para clubes moteros que se quería dar a
conocer.
Además, importantes marcas y
reconocidos pilotos se dieron cita en la Casa de Campo. Entre otros, Laia Sanz
(campeona del Dakar) o José Luis Espinosa (campeón mundial de Bajas) no
quisieron perderse la ocasión de sentir de cerca el apoyo de sus seguidores y
fueron las estrellas improvisadas firmando autógrafos y fotografiándose.
Tampoco faltaron los motores por antonomasia, aquellos que en grupos y a lomos
de sus motocicletas recorren medio mundo simplemente porque los apasiona montar
en una Harley Davidson.
La publicidad en las motocicletas
para mí se divide en dos: por un lado está la que nada más verla la
identificas, esas pegatinas que llevan las Harley Davidson por ejemplo y que
nada más verla te crea una imagen mental de la moto; y por otra parte, dentro
de un mundo completamente diferente, la publicidad que sostiene a las motos de
competición, aquellas que quieren llegar a través de las motos y son base de la
subsistencia de las motos de alta competición.
En términos de productividad,
creo que eventos como este aumenta el interés por las motos. Muchos biker (así
se les llama a los apasionados por las motos) conciben esto como una forma de
vida; los moteros que con sus Harley Davidson recorren kilómetros y kilómetros
sin rumbo disfrutando de la sensación de pilotar este vehículo hacen del mundo
del motor uno de los sectores deportivos más pasionales en cuanto a la gente
que lo practica. No se pueden considerar estos viajes como deporte, pero
tampoco como una afición puesto que para ellos es algo más.
En cuanto a lo meramente
deportivo, ser capaces de reconocer a gente que alcanza sus éxitos sin un
rostro reconocible más que por el color de las motos es bastante gratificante.
La personificación de triunfos deportivos en caricaturas mundialmente conocidas
suscita en este deporte un menor interés (salvo casos excepcionales) que en
otros. Es raro observar el rostro de una campeona del Dakar, uno la ve y cuesta
interiorizar ante quien estás.
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